LA SEGURIDAD EN LA INDUSTRIA
DEL TURISMO
By Peter E. Tarlow
El impulso de explorar nuevas tierras ha llevado la historia
del hombre. Algunos aventureros como Lewis y Clark partieron con la misión
de explorar nuevas tierras. Otros, como Robert Louis Stevenson escribió,“viajaban por amor al viaje”. Sea cualquiera el motivo, viajar es un gran
negocio. Según la Organización Mundial del Turismo, se calcula que el
turismo genera alrededor de unos 456 mil millones de dólares anualmente en
todo el mundo, sin incluir los gastos de transporte. Debido a que la
seguridad y la protección son una parte necesaria para el desarrollo del
turismo, es indispensable que los profesionales de seguridad turística
jueguen un papel fundamental en el proceso evolutivo de la industria.
Los profesionales de seguridad del turismo trabajan en un de lasáreas más volátiles de la seguridad. Tienen una clientela constantemente
cambiante que está de vacaciones. Estas personas no quieren saber nada del
lado menos atractivo de la vida, así que frecuentemente viajan desprevenidos
y con sus billeteras llenas. La siguiente visión general resalta los
problemas especiales que afrontan los profesionales de seguridad del turismo
y las creativas soluciones que se utilizan para resolverlos.
Problemas especiales. Además de los asuntos presupuestarios y
de personal que afrontan los departamentos comunes de seguridad, los
departamentos de seguridad turística deben trabajar bajo algunos factores
excepcionales. Por ejemplo, su trabajo se complica por el hecho de que deben
proteger a tres elementos muy diferentes: viajeros, empleados de la
industria del turismo y propietarios de la industria del turismo. Los
ataques contra estos tres grupos pueden provenir de los viajeros, de
empleados deshonestos o de gente local que busca aprovecharse de los
viajeros o de la industria local.
También complica el trabajo de seguridad en la industria del
turismo el hecho de que los límites entre una víctima y su victimario pueden
ser confusos: los victimarios pueden ser ciudadanos del lugar o también
turistas y a veces seguridad tiene problemas en notar la diferencia. En
particular, los que cometen delitos de distracción como los carteristas, con
frecuencia se parecen y actúan como turistas para así mezclarse con sus
futuras víctimas.
Otro problema es la combinación de los viajes de negocios con
los de placer. Por ejemplo, las convenciones y otras reuniones ahora
normalmente incluyen un programa para las esposas. Si estas actividades
incluyen unas excursiones de compras, los potenciales ladrones que consigan
una copia del programa de la convención sabrán cuando un huésped podría
tener unas compras en el cuarto del hotel y cuándo es probable que la
habitación esté desocupada.
Además, en un entorno de viajes, las líneas entre los
departamentos de seguridad y de servicio al cliente son borrosas. Alrededor
del mundo, los agentes de seguridad informan de que los hacen responsables
por todo desde ascensores que no funcionan hasta filetes demasiado cocinados
llevados por los encargados de servicio a la habitación.
Mientras tanto, los clientes podrían evaluar un lugar turístico
a base de las acciones de solo un empleado, y ese empleado podría ser el
agente de seguridad que les solicitó que se retiraran del bar cuando estalló
un alboroto. Si un agente de seguridad debe contener a un huésped que se
pasó de copas, la frase “sólo estoy cumpliendo con mi trabajo” puede ser
técnicamente correcta desde la perspectiva del profesional de seguridad,
pero a los departamentos de mercadeo y de servicio al cliente no les sienta
bien, especialmente si la persona es un ejecutivo influyente de una gran
compañía que lleva bastante negocio al hotel.
Fuerte Presencia. Los viajeros no quieren estar abrumados con
demasiados controles reales de los riesgos para ellos y sus bienes, pero los
profesionales de seguridad saben que la mejor forma de lidiar con un delito
es impedirlo. Afortunadamente la industria del turismo ha reconocido los
beneficios de desarrollar algún nivel de conciencia de seguridad entre sus
huéspedes.
Ahora se coloca literatura sobre seguridad y protección en las
camas de los huéspedes, y los hoteles están instituyendo programas de
entrenamiento para el personal, de forma que los empleados puedan recordar
amablemente a los huéspedes a practicar unas “vacaciones seguras” para
ayudarlos a protegerse a sí mismos. Por ejemplo, cuando un huésped le
pregunta a un conserje sobre unas direcciones, éste no sólo le proporcionará
un mapa sino que también puede sugerirle las rutas más seguras. El
conserje también puede preguntar a los huéspedes cuándo planean regresar al
hotel, quizás para hacerles saber si los autobuses funcionarán a esa hora.
Adicionalmente el empleado puede ser entrenado para llamar al
día siguiente para averiguar si el huésped tuvo algún problema. El
propósito de todas estas actividades es hacerles recordar a los invitados
que tengan en mente los aspectos de seguridad, hacer saber al invitado que
el establecimiento se preocupa por su seguridad, y reunir información sobre
experiencias individuales que puedan ayudar al conserje a dar mejores
consejos a los futuros huéspedes.
La presencia física del personal de seguridad también es
importante. Los investigadores que observaron eventos turísticos recientes,
como la Copa de América en Nueva Zelanda, han aprendido que los turistas se
sienten más seguros cuando ven un mayor número de policías y profesionales
de seguridad uniformados. (Los turistas muchas veces no distinguen uno del
otro.) La investigación corrobora las conclusiones de estudios hechos en
grandes ciudades para las vacaciones, incluyendo a Miami y a Honolulu.
Esta información representa un cambio en el paradigma por el que
la industria del turismo históricamente ha asumido que la presencia de la
seguridad hace que los visitantes se sientan incómodos y que la seguridad no
le agrega nada al resultado final. Los profesionales del turismo ahora
están dándose cuenta que las personas están más dispuestas a ir y a regresar
a un establecimiento que tiene una sólida seguridad.
Los uniformes son un componente de una presencia de seguridad
que marca la diferencia en las percepciones del cliente. Por ejemplo, el
departamento de policía de Fort Worth (Texas) tiene una unidad de oficiales
montados, con un uniforme decididamente típico del oeste, que patrulla en un
sector con un elevado número de turistas. La policía montada es popular
entre los turistas, particularmente europeos, al mismo tiempo que sirve como
disuasivo de perfil alto contra el delito.
Hoy en día, muchos hoteles y ciudades están experimentando con
uniformes que, como los de la policía de Fort Worth, son característicos y
parte de la cultura local, y aún así hacen al huésped sentirse seguro. Por
ejemplo, los profesionales de seguridad en el Sheraton Waikiki en Honolulu
visten unas camisas hawaianas con una designación de seguridad.
Mientras tanto, muchos lugares han desarrollado grupos
especiales de seguridad formados por voluntarios. Por ejemplo, la “Patrulla
Aloha” en Honolulu está compuesta de civiles que patrullan las calles del
distrito turístico y actuan como los ojos y oídos de los oficiales de
seguridad de Honolulu. Estos voluntarios utilizan una camisa de uniforme
que los identifica y llevan equipo de comunicaciones que está en contacto
con un sucursal de policía en Waikiki Beach. Si ven u oyen algún problema,
se ponen en contacto con la policía o con la seguridad del hotel, y esos
departamentos pueden enviar alguien al área inmediatamente. También
proporcionan direcciones y otro tipo de información a los turistas. Su
presencia sirve como disuasión del delito y como un punto de ventas del
mercadeo. Utilizar a la Patrulla Aloha de esta manera también ayuda a que
la policía distribuya a los oficiales en forma más efectiva.
Otro componente de una sólida presencia de seguridad es una
buena relación entre los turistas y el personal de seguridad. Los
especialistas en seguridad del turismo informan que los agentes
extrovertidos que pasan el tiempo palabreando a los huéspedes no sólo crean
la percepción de que la seguridad está presente sino que también reunen
información que el departamento de seguridad no podría obtener de otro modo,
ayudando a crear una situación más segura en todo sentido.
El tiempo sí importa. Debido a las medidas burocráticas, a una
percepción de la falta de sensibilidad de los organismos policiales, y a una
variedad de otras razones, no se informan muchos delitos en el campo
turístico. Una de las explicaciones puede ser de que algunos de los que
están de vacaciones pueden tener vergüenza de admitir que fueron victimas de
un criminal o de un estafador profesional. Otro asunto importante es el
tiempo. Los profesionales de seguridad están aprendiendo cuán importante es
el recurso del tiempo para el turista o visitante. No puede ser
reembolsado.
Los turistas victimados muchas veces son renuentes a informar
sobre un delito cuando hacerlo les obligará a gastar su tiempo llenando
largos informes o realizando múltiples viajes a departamentos de seguridad u
organismos policiales. Cuando los huéspedes se toman la molestia de
reportar un incidente, se indignan rápidamente si el profesional de
seguridad no atiende el reclamo de modo oportuno.
Es vital, por lo tanto, que los profesionales de seguridad
manejen cualquier problema del modo más eficiente y oportuno posible. Para
lograr esto, los órganos de seguridad turística y los organismos policiales
han establecido varias soluciones creativas. Por ejemplo, el departamento
de la Policía Metropolitana de Las Vegas se ha asociado con las agencias de
seguridad de los hoteles para que así los profesionales de seguridad puedan
formular los informes para la policía en la comodidad de la habitación de un
huésped y con un mínimo tiempo de espera.
Y En Honolulu, en donde los turistas internacionales muchas veces se sienten
indecisos para reportar los robos porque no quieren estar sujetos al tiempo
y los gastos de regresar a Hawai para testificar, el fiscal del distrito
está luchando por el derecho de entrevistar legalmente a los testigos
mediante la televisión interactiva, a través de las fronteras estatales y
nacionales. Si se aprueba ese proceso, permitirá que el sistema legal siga
los procesos penales sin tener que incomodar a los huéspedes.
Por lo menos un destino turístico ha adoptado un enfoque
distinto con relación a los delitos que no se pueden prevenir. Este
básicamente asegura a los visitantes contra las pérdidas. Durante losúltimos años, la ciudad de Charleston, en Carolina del Sur, se ha
garantizado a sí misma como una zona turística libre de delitos. A través de
un programa especial, se puede compensar en el mismo lugar hasta $ 400 por
dinero u objetos robados.
Por supuesto, los que buscan la compensación deben probar que
eran los dueños del objeto así como firmar un documento declarando que son
concientes de las sanciones por mentir a la policía. De acuerdo con el
departamento, el programa cuesta alrededor de $ 4,000 cada año, mientras que
el esfuerzo brinda un estimado de $300,000 en ingresos por turismo.
Formando equipos. Los departamentos de seguridad turística
están trabajando cada vez más con otros departamentos de la instalación. Por
ejemplo, los equipos de seguridad ahora trabajan con los arquitectos de
edificios y de jardinería cuando están haciendo cambios en la arquitectura
para asegurar que se incorporen los principios de la prevención del delito
mediante el diseño del ambiente (CPTED). Ahora al personal de seguridad se
le consulta con más frecuencia sobre los tipos de luces y cerraduras que se
están usando. La directiva ha entendido que los estacionamientos y
pasadizos bien iluminados y las buenas mirillas y cerraduras con cerrojos en
las puertas pueden ahorrar a la larga una gran cantidad de dinero mediante
la disminución de los reclamos por responsabilidad.
Los departamentos de seguridad también están trabajando más de cerca con la
administración para asegurar que los asuntos de seguridad y protección sean
integrados dentro de las operaciones normales del hotel, por ejemplo, al
ayudar a crear una política coordinada sobre los tipos de llaves que se
usan, los empleados que tendrán control sobre ellas y la desprogramación de
las llaves al momento de dejar el hotel.
La participación fuera de la instalación también es importante. Algunas
veces los oficiales de seguridad no son consultados o tratados sobre otrasáreas dentro de la comunidad del turismo. Esto es especialmente el caso en
la administración de eventos: las ciudades programarán desfiles, torneos de
sóftbol y otros eventos, y luego sólo al final informan a los profesionales
de seguridad de la zona. Además, muchas organizaciones construyen hoteles u
otras atracciones sin consultar a la policía o los profesionales de
seguridad respecto a la seguridad o los aspectos de CPTED.
Los profesionales de seguridad y protección están realizando
esfuerzos concertados, como exposiciones en conferencias de las asociaciones
de turismo, para aumentar la conciencia entre las entidades del turismo de
que la seguridad debe estar incluída en la etapa de planificación de un
proyecto o evento. Por ejemplo, en el Departamento del Interior de los EE.UU. la división de seguridad de la Oficina de Reclamaciónes activa en la
revisión de los aspectos de seguridad antes de un evento planeado.
En algunos lugares, la comunidad de negocios de turismo se
conecta para compartir información sobre preocupaciones de seguridad. Por
ejemplo, un programa establecido en Las Vegas se centra sobre un fax de
advertencia de delito que se distribuye entre los hoteles y casinos y otras
atracciones. Esto permite a los hoteles compartir información respecto a
especialistas en distracción, a esquemas de estafas, etc., ayudando a la
seguridad a mantenerse informada, a la policía a conseguir más pistas, y a
ambos grupos a detener un incidente antes de que se realice.
Estándares. La cooperación entre los profesionales de
seguridad y los organismos policiales locales a fin de establecer estándares
voluntarios, resulta prometedora para el fortalecimiento de la seguridad
turística. Puede encontrarse un ejemplo en un grupo especial de la oficina
del comisario del condado de Orange (Florida), que desarrolló unos
estándares mínimos sugeridos para la seguridad de los hoteles, en
cooperación con los propietarios de los hoteles locales. Entre las
sugerencias estaba modernizar el equipo para reemplazar las llaves numeradas
por llaves electrónicas, establecer un mejor control de las llaves, y poner
en práctica las políticas que disponen que las entradas secundarias sean
aseguradas durante la noche. Aquellos que adoptan los estándares reciben un
certificado que pueden mostrar a los huéspedes.
Además, la oficina del comisario del condado de Orange ayudó a
los hoteles más pequeños con las investigaciones de antecedentes del
personal, un tema importante para los profesionales de la seguridad
turística. A veces, quienes tienen acceso a las habitaciones de los
huéspedes pueden haber tenido problemas con los organismos policiales o
judiciales, que no se mencionan en una solicitud de trabajo. Las
investigaciones de todos los empleados pueden ayudar a que el lugar de
destino turístico evite contratar empleados deshonestos o con propensión a
cometer delitos.
Por supuesto que no todos los empleados que podrían tener la tendencia a
cometer un delito ya lo habrán cometido. Es razonable contar con políticas
disciplinarias firmes para disuadir a estos delincuentes en potencia. Por
ejemplo, según Ray Woods, quien trabajó en la oficina del comisario de
Orange, a los empleados se les debe hacer saber que “si son sorprendidos
robando a un huésped, irán a la cárcel”.
Entrenamiento. Los profesionales de la seguridad turística también han
recurrido a incrementar el entrenamiento para prepararse para los desafíos
especiales contra la industria. Un ejemplo de esto es el curso sobre
seguridad del turismo para organismos del gobierno, desarrollado bajo la
dirección del jefe de seguridad de la Oficina de Reclamación, William
Chesney. Los temas considerados incluyen la sociología del turista, qué
distingue al viajero de otros grupos que necesitan servicios de seguridad,
la terminología de seguridad, la “cólera del turista”, y la “cólera del
empleado de turismo”.
También se trata lo que podría denominarse asuntos de “protección dura”.
Aquí los profesionales de seguridad tocan temas como los tipos de cerraduras
que se usarán en las puertas de establecimientos de alojamiento, los delitos
de distracción y el robo de identidad, y el desarrollo de planes de
seguridad turística para proteger al público contra actos de terrorismo.
Un tercer objetivo del entrenamiento se refiere a los asuntos “suaves” y al
componente de la seguridad turística ligado a las “destrezas con personas”.
Dentro de este tema se encuentran la capacidad para manejar lo que se
escucha, las habilidades para el control de la cólera, y el papel de la
seguridad en los esfuerzos integrales de mercadeo de una entidad turística.
También son importantes las relaciones entre los empleados, la importancia
del comercio turístico para el negocio, y las necesidades y problemas
especiales de los viajeros internacionales, los cuales podrían no hablar el
idioma, ser extremadamente jóvenes o ancianos, o aparte de eso, necesitar
atención especial.
Comunicación. Los gerentes y los profesionales de seguridad deben tener
algunos medios para comunicarse unos con otros para hablar sobre las
necesidades de seguridad de la instalación. En algunos casos, estas
conversaciones pueden darse como parte del entrenamiento sobre conciencia de
seguridad. Cualquiera que sea el escenario, debe existir un diálogo abierto
respecto a las necesidades de equipo, la sicología de los uniformes, y cómo
promover la seguridad para mejorar el resultado final que busca la entidad
turística.
Este diálogo es importante porque la investigación indica que aunque por lo
general los gerentes tienen una actitud positiva hacia sus departamentos de
seguridad, frecuentemente tienen conceptos equivocados respecto al alcance
del trabajo del profesional de seguridad turística. Los gerentes podrían
creer que los profesionales de seguridad son sólo guardias que controlan
cámaras de CTV, sin tener en cuenta las otras capacidades que deben tener
los oficiales de seguridad: control de la cólera, comunicaciones, solución
de problemas, y otros más. Una vez que conocen estas necesidades y cómo,
al tomarlas en cuenta se puede mejorar el servicio al cliente, los gerentes
turísticos frecuentemente se encargan de que se brinde el entrenamiento
complementario.
Cuando Lewis y Clark se aventuraron por el Oeste norteamericano en los 1800,
se necesitó de una valentía denodada para enfrentar el viaje.
Afortunadamente, es menos probable que los viajeros de hoy enfrenten
amenazas mortales como las que acechaban en cada recodo del río en aquel
paisaje agreste del siglo diecinueve. No obstante, las amenazas modernas
abundan. Y la industria del turismo debe continuar explorando el territorio
desconocido de las soluciones creativas si desea continuar prosperando.
Peter E. Tarlow, Ph.D., es el presidente de Tourism & More. También asesora
a la Oficina de Reclamaciónde los EEUU sobre seguridad del turismo. Es
miembro del Consejo de ASIS para Atenciones Sociales de Hospedaje y
Entretenimiento Temático.
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